martes, 8 de junio de 2010

UNA NOCHE DE LLUVIA

           Saque de mi bolsa la maraña de cables que constituían los auriculares de mi teléfono móvil, deseaba escuchar música mientras me ganaba el sueño en el autobús de regreso a mi casa, lo desenredé con un poco de ansiedad, se lo puse al teléfono y active la radio para buscar una estación con música agradable, empecé a pasar cada una de ellas para elegir la que mejor me pareciera, eran nueve y había muy buena música así que elegí la cuarta y me dispuse cómodamente en el asiento y entrecerré los ojos para que el viaje fuera placentero. No me di cuenta a que hora me quede dormida pero un golpeteo fuerte me despertó era la lluvia que pegaba con fuerza sobre los cristales de las ventanillas y del parabrisas del camión, de repente lo adormilada se me quitó, no solo era lluvia eran tozos de hielo, granizo, que caían con enorme fuerza, sentí un poco de miedo pues sentía como se balanceaba el autobús, el viento era enorme y había exclamaciones de temor de algunos de los pasajeros, me quite los auriculares y apague el teléfono y lo guardé indicándole a mi hija hiciera lo mismo, era demasiada el agua y sobre la carretera había todo tipo de basura y laminas galvanizadas que el mismo viento había arrancado de los techos de las casas, y es que habíamos llegado al primer punto del viaje, al pasar por debajo del puente vimos como algunos autos compactos se resguardaban del viento, después de hacer un espacio para que pasara el camión seguimos hasta la terminal, en la entrada se veían las enormes hojas de las palmas que el viento había arrancado, entramos a la terminal, todo estaba oscuro, el chofer indicó el lugar para que los pasajeros con ese destino se dispusieran a bajar, me puse mi chamarra y bajé un momento, el viento estaba aminorando su fuerza, sentí preocupación pues veía muchísima agua, ya antes mi casa se había inundado en una lluvia intensa y a causa de eso mis muebles se me dañaron irremediablemente, así que sentí temor pues casi veía que el agua rebasaría la parte de los equipajes y en uno de ellos traía unas fotos únicas que no quería perder por ningún motivo, me dirigí a ver que tan alta estaba el agua pero vi que no rebasaba los equipajes pero que el aire hacia que entrara así que le indique al equipajero que ya cerrara porque traía unas fotos allí, de hecho quería que me dejara sacar el sobre y llevarlo a mi bolsa de mano pero el no adivinó así que se dirigió al autobús y cerro la compuerta. Ya un poco mas tranquila volví a mi asiento, el chofer llegó e indicó que seguiríamos el viaje, hubo exclamaciones para que esperara un rato mas pero el dijo que iría despacio con mucho cuidado y que además ya había pasado pues ya no caía granizo solo una lluvia leve, nos acomodamos y el chofer hecho a andar el camión, no habíamos avanzado mucho cuando la lluvia volvió a arreciar y el viento era tan fuerte que no se alcanzaba a distinguir la carretera, nunca había sentido miedo en un viaje, siempre dormía , pero esta vez no pude pegar ni un ojo, estaba a la expectativa y por mi mente empezaron a pasar los recuerdos de todo lo vivido durante esta última semana en casa de mis hermanas, admiré el trabajo realizado por mis hermanas, una de ellas con sus hijas y su recién llegada nieta llamada Abril, pero mas el esfuerzo de la otra quien junto con su esposo e hijo mayor habían logrado con Karlita una niña nacida a los seis meses de gestación por problemas de salud de mi hermana, nacida de muy bajo peso y con muchos problemas, con muchas operaciones ya en su corta vida; recordé cuando acabando de llegar a casa fui a verla sin imaginar el gran desarrollo que había logrado, tenía ya muchísima fuerza y madurez en su cuerpo, admire su gran capacidad de sonreír, de jugar, me dejo totalmente sorprendida, aun le falta pues sigue aun con su problema en los pulmones, pero el estar conectada al oxigeno no le impide llevar una vida mas o menos normal, los cuidados de mi hermana y de mi cuñado ha sido primordial para su desarrollo, junto a todo eso sentí una vez mas la pequeñez de mis problemas, que a veces me agobian demasiado y sin embargo son tan pequeños ante todo lo que Karlita necesita, aun tendrá algunas operaciones para que deje el oxigeno, para que saboree por su boca, para que emita palabras y pueda cantar pues me di cuenta que con sus manitas golpetea sobre la ventana las notas de algunas melodías que mi hermana le canta. Volví a la realidad ya era menor la lluvia y ya habíamos pasado la segunda parte del viaje y estábamos por llegar a la tercera, solo en una hora y media estaría en casa, sin mayor problema y ya mas tranquila dormí el resto del viaje, y aquí estoy haciendo el recuento de esta noche, recordando todo lo que aun tengo por hacer .